En el círculo ajedrecístico no
estaban para bromas. Durante los últimos meses se había producido una serie de
extrañas desapariciones de piezas, concretamente, de alfiles blancos. El
sufrido presidente y su junta estaban convencidos de que algún graciosillo se
había estado dedicando a hurtar esas piezas cuando nadie miraba, obligándoles a
reponer luego el juego completo.
El asunto no solamente suponía un
coste económico para el club sino que además constituía un agravio a la entidad
y a todos sus respetables miembros. Por todo ello, tramaron una estratagema
para atrapar al villano ladrón que los tenía en jaque.
Contrataron los servicios de un
detective privado que con empeño fue equipando el local con una variada
colección de cámaras ocultas. Con semejante despliegue de seguridad no tardaron
en hallar al culpable. Las imágenes, sorprendentes e inesperadas, mostraban a
la entrañable Dorothy, la hija del presidente, agarrando un alfil y ocultándolo
suavemente entre nalga y nalga.
Publicado en www.elblogdecatulo.blogspot.com el 23 de octubre de 2011.
Texto de Joan Fontanillas Sánchez.
Texto de Joan Fontanillas Sánchez.
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