Desde su tarima de madera, Humbert Humbert explicaba la lección ante sus
alumnos con la tranquilidad de quien ha impartido muchas veces esa misma clase.
Sus estropeadas manos, llenas de tiza, garabateaban frenéticamente sobre la larga pizarra de un modo automático, turbador, como poseído por las musas de la
elocuencia.
Pero el orador apenas prestaba atención a su propio discurso. Lo había
escuchado ya demasiadas veces. Su mirada, en cambio, se perdía en la tercera
fila, donde Ella estaba sentada. Ella. Siempre sonriendo discretamente y en
silencio, atenta, aplicada, tomando apuntes con una letra clara y sin faltas de
ortografía, captando al instante los matices más sutiles, asintiendo a las
bromas cómplices, maravillándose por el nuevo mundo que se abría ante su alma.
Sus ojos brillaban de un modo especial.
Humbert terminó la clase, la última clase. Estaba abatido, desolado, pues sabía
perfectamente que el curso había llegado a su fin y Ella se marcharía para siempre.
Meditó por unos instantes si bajar el escalón y acercarse a Ella, sincerarse, decirle
algo. Luego pensó en cómo reaccionaría la chica, si se reiría de él, si se
ofendería o quizá se escandalizaría y qué opinarían el resto de alumnos, los
otros profesores, su familia.
Indeciso, se limitó a recoger sus bártulos y contemplar de soslayo como
Ella desaparecía por la puerta. Para siempre.
Publicado en www.lasiringadepan.blogspot.com el 2 de agosto de 2012.
Publicado en www.didibujos.blogspot.com el 10 de enero de 2013.
Ilustración de Juan Luis López Anaya.
Texto de Joan Fontanillas Sánchez.
Publicado en www.lasiringadepan.blogspot.com el 2 de agosto de 2012.
Publicado en www.didibujos.blogspot.com el 10 de enero de 2013.
Ilustración de Juan Luis López Anaya.
Texto de Joan Fontanillas Sánchez.
Veo que te sienta bien el verano Fonti! Pequeño pero gran relato,saludos!
ResponderEliminarGracias, espero que todo marche bien. Nos veremos en septiembre!
ResponderEliminarIlustración nueva, a cargo de Juan Luis López. ¡Genial!
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