Don Manuel permanecía absorto ante su tablero de
ajedrez. Atrás quedaban sus espectaculares partidas contra Luis y Juan, sus
viejos camaradas de club. Desgraciadamente el tiempo había mermado a estos
veteranos jugadores hasta tal punto que jamás volverían a jugar. Juan se había
quedado sordo y sus problemas de corazón acabaron por apartarle de la
competición. Luis tuvo que dejarlo cuando perdió la vista por su enfermedad en
la retina. El mal de Manuel era diferente. Contemplaba el tablero pensando qué
diablos eran esas piezas.
Publicado en www.lasiringadepan.blogspot.com el 17 de mayo de 2013.
Ilustración: Viejo con barba, de Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1630).
Texto de Joan Fontanillas Sánchez.
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